por HÉCTOR J. FREIRE
(Buenos Aires-Argentina)
(Buenos Aires-Argentina)
En la estatua de la
Libertad encontramos la
inscripción: “En este país republicano todos
los hombres han nacido libres e iguales.” Pero
debajo leemos en letra pequeña: “A excepción
de la tribu de los hamo (los negros).” Lo cual
echa por tierra el aserto precedente. ¡Ay de
vosotros, republicanos!
Herman Melville
inscripción: “En este país republicano todos
los hombres han nacido libres e iguales.” Pero
debajo leemos en letra pequeña: “A excepción
de la tribu de los hamo (los negros).” Lo cual
echa por tierra el aserto precedente. ¡Ay de
vosotros, republicanos!
Herman Melville
Metáforas y motivos visuales
Comentó Anton Chejov, que si en el primer acto de una obra de teatro, aparece una escopeta colgada en la pared, en el último acto ésta debería dispararse. De lo contrario, no cumpliría ninguna función relevante. Salvo la de ser un mero objeto decorativo o de relleno. Que en este caso, podría ser reemplazado por cualquier otro.
En el cine, los objetos también deberían cumplir, además de su sentido ornamental o escenográfico, una función “argumental”, dramática por sí mismos. Con frecuencia, estos elementos, que a lo largo del desarrollo de un film, se transforman en metáforas, alusiones o motivos visuales, pasan desapercibidos por el general de los espectadores. Más pendientes de la trama o lo anecdótico del film. O sea, su presencia nunca es gratuita y no sólo obedecen a motivaciones de descripción ambiental. Estos también sugieren, y adquieren una significación que va más allá del hecho de “amueblar el espacio”. Además connotan y enriquecen el sentido de un film determinado. En este sentido, ningún arte potencia tanto la presencia y significación de un objeto, de un motivo visual, como el cine.
Muchos films a lo largo de la historia, demuestran que todo objeto, al menos, tiene dos sentidos: el que otorga la rutina y el que le confiere el asombro de descubrirlos en tal o cual situación.
Ahora bien, ¿cuál es el significado de determinados objetos, de diferentes metáforas o motivos visuales, que en forma repetida aparecen en los films. Y que dan un plus de información para el espectador atento, que los sabe leer y complementar?
Estos motivos visuales, entendidos como instantes significativos, tienen una permanencia suficiente a lo largo del tiempo, y van más allá de determinado género. Tampoco se limitan a una estética o movimiento artístico. Ante ellos el cinéfilo, se comporta más como un “conocedor” que como un simple “espectador”. Este conocimiento, le permite complementar y enriquecer la aportación de imaginario que exigen los motivos visuales. Más cerca al “ya lo conozco”, que al “ya lo ví”. En esta “complicidad que sobrevive” en cada proyección, es donde radica una buena parte del disfrute del arte cinematográfico.
La ventana, la escalera, el teléfono, el tren, el espejo, el puente, el árbol, la puerta, la nave, el automóvil, el laberinto, el muro –como es el caso que nos ocupa en este artículo- , etc. Son junto a las alusiones iconográficas (la piedad, la “sagrada familia”, el descendimiento, la crucifixión), y los motivos visuales espaciales o atmosféricos como el mar, el bosque, el camino, la línea del horizonte, el río, la lluvia, la nieve, la niebla, etc., algunos de los más significativos y reconocibles.
¿Cuál es el sentido de la persistencia de estos motivos visuales, que aparecen diseminados a lo largo de la literatura (El muro,1943, de Jean Paul Sartre), la pintura, la música , el cine (The Wall,1982, Pink Floyd-Alan Parker)? Estos poseen una entidad suficiente por la cual podemos establecer un vínculo entre lo nuevo y la tradición cultural.
Los muros, el Muro
Tradicionalmente, este motivo visual, representó y sigue representado el recinto protector que encierra un mundo. Contiene, separa y evita que penetren los enemigos, “los otros”, los bárbaros, como así también toda influencia nefasta del exterior. Sin embargo, una de sus paradojas es la de limitar el dominio que encierra, y a la vez “asegurar” su defensa. Su valor metafórico se apoya en su altura: significa una elevación por encima del nivel común. Y como motivo visual, en casi todos los films en que aparece, simboliza básicamente: discriminación – exilio – separación – frontera – propiedad - entre países, tribus, religiones, etnias, individuos, clases sociales, “entre los demás y yo”. Con su doble incidencia social y psicológica: seguridad/ahogo; defensa pero también prisión. Y en esencia: todo muro es comunicación cortada, imposibilidad de diálogo.
La Historia debería ser una referencia constante para no volver a cometer errores (aunque esto no deja de ser una utopía). Desde la antigüedad los imperios han tratado de construir divisiones para impedir la entrada de “indeseables” a su territorio. Pero la misma Historia nos muestra que esas construcciones físicas, no lograron contener las ideas, ni expulsar a los “no deseados”. Los primeros fueron los chinos, que construyeron La Gran Muralla para defenderse de los ataques de los pueblos nómades del norte (preocupación de los primeros emperadores de la dinastía Chin, 250-210 AC. Hasta la dinastía Ming entre 1400 y 1600, que la transformó en su “espectacular obsesión”. Aunque para Alessandro Baricco, el objetivo de esta construcción fue otra:. ..no se trataba tanto de un movimiento militar como mental. Parece la fortificación de una frontera, pero en realidad es la “invención” de una frontera. Es una abstracción conceptual fijada con tal firmeza e irrevocabilidad que llega a convertirse en un monumento físico e inmenso. Es una idea escrita con piedra. La idea era que el imperio era la civilización, y todo lo demás, barbarie, y por tanto no-existencia…La Gran Muralla no defendía de los bárbaros: los inventaba. No protegía la civilización: la definía. *
Luego tenemos en el año 122 DC., al emperador Adriano, que para “estabilizar” el imperio ordenó la construcción del famoso “Muro de Adriano”, para “separar a los romanos de los bárbaros”. Al respecto, es recomendable la lectura del libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, en traducción de Julio Cortázar. O repasar el film La caída del Imperio Romano (1964) de Anthony Mann, con un reparto inolvidable: S.Loren, A.Guinness, C.Plummer, J.Mason, M.Ferrer, O.Sharif y A.Quayle. Film, que sirvió de base a la mediocre y exitosa Gladiador (2000) de Ridley Scott, con su estética “claramente deportiva”.
Y en Argentina, el proyecto de Alsina, para evitar que los indios volvieran a sus tierras saqueadas: la construcción del Gran Zanjón, que bajo la dirección del ingeniero Alfredo Ebelot, comenzaba en Bahía Blanca, pasaba por la Sierra de la Ventana y las lagunas de Guaminí, Trenque Lauquen y Carhué, e incluía las bases estratégicas de Italó y Púan. Preveía alcanzar las provincias de Santa Fe, Córdoba y Mendoza. En julio de 1877 “La Zanja de Alsina” alcanzó los 374 Km. de extensión, de los 600 planificados. Aunque la historia argentina, nos muestra que la decisión que triunfó finalmente no fue la “defensiva” de Alsina, sino otra peor y muchísimo más cruel, la “ofensiva” de Roca: “la conquista del desierto” y el exterminio y genocidio, una especie de “malón al revés”. Recordemos lo que decía Roca: “el único indio bueno es el indio muerto”.
Casi 100 años después, los alemanes del oeste y las autoridades soviéticas, construyen en Agosto de 1961 un muro, separando así Berlín, para detener el éxodo masivo de los habitantes del oeste hacia Berlín del este. Denominado por las autoridades Muro de Protección Antifascista.
Recordemos que más de 75.000 personas fueron arrestadas por intentar escapar, 200 heridos de bala, 250 fueron asesinados, y miles juzgados por ayudar a otros en su huida.
Entre los muchísimos muros que aparecen referidos en innumerables films, el de Berlín, pasó a ser el más emblemático, y es considerado como la máxima expresión de lo que fue la guerra fría, la separación ideológica, económico-política de Europa y el Mundo en dos bloques enfrentados. Así como el temor siempre latente de la destrucción nuclear. Como decíamos fue construido en 1961, pero los antecedentes surgieron poco después de terminada la segunda guerra mundial. Donde la capital alemana, la “Roma” del Tercer Reich fue dividida entre los aliados occidentales (E.E.U.U., Francia y Gran Bretaña) y la ex Unión Soviética. Berlín, quedó, de hecho incrustada en el corazón del territorio ocupado por los soviéticos, y pasó a convertirse en la capital de la República Democrática Alemana. El genial film del director Carol Reed, El tercer hombre (1949), con la gran actuación de Orson Welles, y basada en la novela homónima de Graham Greene (escritor-espía al servicio de Gran Bretaña), da cuenta de forma inequívoca de toda esa compleja situación histórica. Transformándose con el paso del tiempo, en una especie de “prehistoria fílmica”, de la posterior construcción del muro.
Caída del Muro: Los Nuevos Muros
Como vemos, la construcción y la posterior caída del muro de Berlín, con sus causas, consecuencias, efectos, y el proceso de reunificación de las dos Alemanias, ya son parte de la memoria cultural de la humanidad. El cine ha sabido reflejar estos momentos históricos en numerosos films: en tono melancólico, dramático, e incluso cómico o tragicómico. Desde el clásico Uno, dos, tres (1961) de Billy Wilder, a la cuestionada Good Bye Lenin (2003) de Wolfgang Becker. O a través del género policial o de espionaje, como es el caso de El silencio tras el disparo (2000) de Volker Schlöndorff (el mismo director de El tambor). Y más recientemente La vida de los otros (2007) de Henckel von Donnersmarck, o el film que se ha empezado a rodar en Cáceres, La sombra de las encinas, de la española Marina Caborall. Es importante repasar las opiniones vertidas por Osvaldo Bayer, alguien que vivió el exilio argentino en Berlín (la segunda ciudad donde vivió más en sus 83 años), y veía el Muro todos los días: Es que el error había sido de Stalin. Cuando aceptó la proposición aliada de cambiar territorio alemán, que ellos habían conquistado en el Este alemán, por la mitad de Berlín, que había sido ocupada por los rusos. El tener la mitad de Berlín le dio a Occidente la oportunidad de hacer toda clase de libertades. En cambio, para hacer el socialismo, los pueblos del Este, arrasados por los nazis, debían trabajar, trabajar. Y claro, cuando no había muro, podían ver eso otro: la sociedad de consumo….Y comenzó la emigración. Y los hombres de Moscú creyeron que la solución era separar todo con un muro, con alambres de púa y ametralladoras. En medio de la ciudad. Ahí ya se patentizó el fracaso. Llegar a la Igualdad sin Libertad. Cuando lo racional es: la Igualdad sólo se puede conseguir en Libertad…..No con muros sino con las ideas, con el convencimiento de que el socialismo, es decir la administración de los bienes en un sentido igualitario, es lo único que puede terminar con la violencia en el mundo, ésa es la enseñanza final de la caída del Muro. Ni la dictadura del proletariado, ni de ninguna otra clase, y menos los dictadores eternos. Sí la movilización, el protagonismo de todos, no la personalidad sino el cambio de los que mandan para que no se crean imprescindibles y ordenen en vez de preguntar e indagar la opinión de las mayorías.
La noche en que terminó el siglo XX es fechada el 9 de Noviembre de 1989, cuando los habitantes de Berlín derribaron a mazazos el muro de 155km. que durante 28 años había dividido a Europa en dos.
Sin embargo, después de la caída del Muro de Berlín, otros se levantaron, estos son los nuevos muros construidos no por el comunismo, sino por el capitalismo-globalizado, por su poder de expansión ilimitada del dominio: “Los nuevos muros más allá de la caída del muro”. Esta es la idea desarrollada y “mostrada” en el “compacto” titulado Los nuevos muros, realizado por los que hacemos la Revista Topía, y proyectado el día miércoles 7 de Julio, en el Teatro del Pueblo, como parte de los distintos eventos, pensados durante el transcurso del año, para festejar los 20 años de la revista. A modo de ejemplo ilustrativo, se han tenido en cuenta distintas secuencias de varios films, privilegiando no sólo la contundencia en el contenido a transmitir, sino el cómo (su calidad estética, de obra de arte) del mensaje en cuestión. Y no caer en la mera información periodística de noticiero televisivo. A modo de guía de "lectura", una de las tantas posibles, estos fueron los films elegidos:
La
mirada de Ulises (1994/1995) de
Theo Angelopoulos: la gran virtud del film radica en su orgánica integración en
la continuidad narrativa. El carácter continuo del viaje, donde el pasado se
hace presente. El viaje se establece entonces, como un largo puente que intenta
unir momentos cruciales de la historia de los Balcanes, antes y después de la
caída del muro. La elección del genial
plano secuencia, donde el protagonista (Harvey Keitel), emprende el viaje a
través del río Danubio, junto a su compañero de travesía: la estatua trozada y
fragmentada de Lenin, vendida a un coleccionista alemán, es toda una metáfora de la caída del comunismo. Testigo de
los territorios de la ambigüedad por donde penetra la música y el paisaje invernal,
doliente, silencioso, que acompaña a las figuras humanas que se arrodillan y
persignan ante el paso, en cuerpo todavía presente de la historia. Este viaje a
partir del crepúsculo, después de la caída, también es al mismo tiempo, un
nuevo renacer. Ya que “en el final está el principio”: la recuperación de la
memoria y la mirada. Aquí no se nos
informa únicamente del final de un período histórico o del fin de una
ideología, sino que llegamos a sentirlo. Llegamos a sentir el valor del tiempo,
un tiempo crepuscular, de despedida, un último suspiro donde agoniza la acción
más vertiginosa de nuestro siglo, ahora conducida por las mansas aguas del río
hacia un mausoleo donde reposar.**
Sin
nombre (2009) de Cary Fukunaga: film
que denuncia a través de un dantesco viaje, la situación social y la
desesperación de los inmigrantes de Centroamérica hacia los E.E.U.U. Aquí las
secuencias escogidas giran también en torno al viaje, pero en este caso a
través de un “tren de la muerte”, hacia la supuesta tierra prometida. El muro
que separa la frontera entre
México y E.E.U.U. es de 3000Km. Y salvo muy pocos, como nos muestra este
film, llegaran a cruzarlo. En el camino, las mafias trafican con drogas, armas,
dinero y con seres humanos. Encontramos también, una radiografía, o estudio
antropológico, de cómo actúan Los Maras. Término
con el que se conoce a grupos o pandillas muy violentas de jóvenes, originados
por el retorno a Centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados
por delincuencia desde E.E.U.U. Estos transfieren las condiciones de
marginalidad, violencia y supervivencia, y recrean en el plano nacional
(México, Honduras, El Salvador, Guatemala) las prácticas aprendidas y
desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron
su estadía.
El
limonero (El árbol de
lima, en argentina) (2008)
de Eram Riklis, el mismo director israelí de la premiada La novia Siria (2004). Film que se adentra en el
corazón mismo del conflicto israelí-palestino. Las acciones se desarrollan en
la frontera entre Israel y Cisjordania. Entre “vecinos”. Aquí el motivo visual del árbol (los
limoneros), símbolo de vida, de las raíces, de la herencia familiar, de la identidad de la
protagonista, y su único sustento económico se contrapone al del muro, como la gran metáfora de la
intolerancia. Salma “una simple mujer” palestina, viuda de 45 años, se
transforma a lo largo del film, en una verdadera Antígona moderna, ya que se
enfrenta y desafía al Poder Judicial, al Ministro de Defensa, a los servicios
de inteligencia -que por “razones de seguridad”, ordenan cortar los limoneros-
e incluso a los propios palestinos.
Salma dice ¡no!, y lleva su accionar de resistencia hasta sus últimas
consecuencias. Las escenas seleccionadas, denuncian en forma poética y patética,
la desproporcionada acción militar israelí contra los ciudadanos comunes
palestinos. A medida que el Gobierno de Israel sigue construyendo un muro que
se extiende en un 20% a lo largo de la Línea
Verde internacional y en un 80% en territorio cisjordano
palestino. Quizás una de las enseñanzas
que nos deja este film sea, que un muro no sólo aisla al “enemigo”, sino
también al propio constructor. Los muros en este sentido, no solo son
restrictivos, sino también reveladores de la estrechez mental y de la
perversión de quienes los erigen.
Buenos
Aires viceversa (1997) de
Alejandro Agresti. La elección de sólo la secuencia final del film, que
transcurre en un emblemático Shopping
porteño, donde se acribilla a un chico de la calle por querer robar una
filmadora, sintetiza de una manera trágica e inequívoca, la separación,
fragmentación e indiferencia de una sociedad cada vez más dividida, por todos
esos “muros invisibles” (barrios
privados, countries cerrados, etc) creados por el sistema capitalista, y sus
políticas económicas neoliberales, basadas sólo en el consumo ilimitado. Y que
son el reflejo (mejor dicho el espejismo) de los muros que sirven para aislar a
grupos de países sobre la base de su producto bruto interno, y del valor de
mercado de sus bienes y servicios. Esta secuencia, además tiene un plus, que la
hace más que actual. Ya que muestra, cómo es totalmente falseado por los medios
de comunicación, en especial la televisión, el hecho a cubrir: el asesinato de
un chico pobre ocurrido en un Shopping. El contraste y la reflexión final es
más que elocuente. Estos son los nuevos muros capitalistas erigidos después de
la caída del muro. Muros que constituyen verdaderos “tics” o “ecos” residuales
y totalitarios de ciertas “democracias occidentales”.
En
síntesis, los nazis estuvieron en el poder doce años; el comunismo dominó el
Este europeo cuatro décadas y Rusia, 74 años. Sin duda, la caída del Muro fue
uno de los hechos más significativos de la historia mundial del último siglo.
De ahí que Berlín y gran parte del mundo, hayan celebrado el 9 de Noviembre de
2009, el vigésimo aniversario de su caída, con una “Gran Fiesta de la Libertad". Sin embargo... en todo el planeta existen actualmente muros entre países por un total de 7.500km, aunque llegarán a alcanzar los 18.000km cuando estén totalmente terminados, y estos son sólo los muros visibles.
El
muro de E.E.U.U. y México (unos 3.000km., el más extenso del mundo) – el muro de
Ceuta y Melilla - el muro de Cisjordania
(construido por el Gobierno de Israel (cuando esté terminado, el 10% del
territorio cisjordano quedará en el lado israelí y aislado del resto de
Cisjordania) – el muro de Irlanda del Norte (se lo conoce con el eufemismo de
“Línea de Paz”) – el muro que divide Corea del Norte y Corea del Sur – El muro
de Arabia Saudí (el reino saudí está fortificando su frontera de 9.000km. con
una de las barreras más larga del mundo. Un proyecto de alta tecnología. El
muro será físico en algunas zonas y virtual (radares, satélites, infrarrojos),
en otras. – El muro de Chipre (divide Nicosia, la capital, en dos partes, tiene
180km.) – El muro de Bagdad (el ejército norteamericano lo comenzó a construir
en 2007, tiene 5km. de largo) – El muro de India y Pakistán (ambos países, que
poseen armas nucleares, están separados en la mitad de su frontera común de
2900km., por alambradas) – el muro de Cachemira – el muro de Bostwana y
Zimbabue (500km. de largo) – el muro de Irán y Pakistán – El muro de Tailandia
y Malasia – el muro de Irak y Kuwait – el muro de India y Bangladesh (4.000km.)
– el muro de Uzbekistán (alambre electrificado y campos de minas cubren parte
de la frontera con Afganistán) - El muro de Egipto y Gaza – el muro de Río de
Janeiro (sede de los Juegos Olímpicos de 2016), se comenzó a levantar para
cercar algunas favelas. Se está previsto construir 11km. de muros. ***
“Pero sus muros nunca serán lo bastante largos, y siempre habrá una manera de rodearlos, de saltarlos, de pasar por debajo de ellos. O de derribarlos.” (John Berger)
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*Baricco Alessandro. Los bárbaros (Ensayo sobre la mutación). Ed. Anagrama, Barcelona
2008.
** Pere Alberó, La
mirada de Ulises,Ed. Paidós
Películas. Barcelona 2000.
*** Censo realizado por Michel Foucher, publicado en La Presse de Montreal.